Según estudio nacional Concepción aumenta índices de participación cultural

De acuerdo al académico, “la tendencia histórica es que, durante estos quince años, la participación cultural creció entre 2005 y 2011, pero desde 2012 se ha experimentado una caída significativa a nivel general. A nivel estadístico en la región del Biobío y en Concepción específicamente, esta tendencia no va en esa dirección, sino en aumento respecto a los últimos años, especialmente en el período 2012 – 2017 y en áreas como cine, artes visuales, acceso a bibliotecas, conciertos y danza”.

Desde la creación del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de Chile (CNCA) en 2003, se han implementado una serie de políticas culturales orientadas a fomentar el acceso a las manifestaciones artístico-culturales. Sin embargo, a pesar de la inversión pública e institucionalización cultural de los últimos años —el 2018 el CNCA es reemplazado por el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio—, “los planes y programas no han logrado hacer frente a los desafíos contemporáneos de la participación cultural”, opina Peters.

En el encuentro organizado por la Dirección de Cultura, participaron representantes de la Seremi de las Culturas, las Artes y el Patrimonio Biobío, Artistas del Acero, Teatro Biobío, Alianza Francesa, Corporación Cultural Semco, Balmaceda Arte Joven, Extensión UBB y UCSC, Escénica en Movimiento, MIC (Músicos independientes Concepción), Industrias Creativas Concepción, Sidarte Biobío, Vinculación con el Medio UdeC, Conservatorio Laurencia Contreras UBB, Biblioteca Viva, Museo Arte Sagrado UCSC, Biobio Film Commission y Museo de Historia Natural.

El alcalde Álvaro Ortiz comentó que “El estudio nos indica que, mientras a nivel nacional el acceso cultural va a la baja, en Concepción ha ido en aumento progresivo. Esto habla de que el trabajo emprendido en políticas culturales, sacando adelante proyectos  emblemáticos como el C3 (Centro de Creación Concepción), que seamos capaces de llevar presentaciones teatrales, música, danza y diversas disciplinas culturales a los barrios, significa que esto está dando resultados. Las vecinas y vecinos perciben de buena manera que sigan ocurriendo este tipo de cosas, que las cosas no se hacen a ciegas, que hay un plan cultural, una carta de navegación donde ha estado el mundo de la cultura en forma participativa, donde hemos generado alianzas con diversas organizaciones, permitiendo como principal objetivo que la cultura no sea solo de elite, que todas y todos tengamos posibilidad de disfrutar de las actividades de modo mucho más abierto y democrático en su acceso”.

Para Tomás Peters, la baja general se debe a factores como la atomización y la tecnologización de la vida cotidiana, y de que las personas no sienten cercanos los espacios culturales. En Concepción, los índices favorables se deberían a tres elementos fundamentales, agrega: “Al carácter de ciudad universitaria, al alto nivel de escolaridad, hay mucho joven disponible para acceder, y se ha demostrado el apoyo de una política cultural a largo plazo que manifiesta  preocupación real por hacer que los espacios culturales se constituyan como un derecho y, en la medida que la organización comunal plantea una política de ese nivel, ha demostrado que se produce dinamismo importante respecto a otras zonas del país”.

El asesor cultural, Mauricio Castro, apunta a la voluntad de una comunidad cultural que es colaborativa en vez de competitiva: “En la capital, el tema cultural se ha profesionalizado, siendo más competitivo, con desarrollos individuales, y  grupos que participan asociados a elencos y disciplinas, y que sin embargo no dialogan. En cambio, aquí se trata de un ecosistema que se desarrolla en forma homogénea, una comunidad más colaborativa, con públicos que se mueven y comparten, con más acceso y difusión”.

Desde las instituciones y agrupaciones culturales participantes en el encuentro,  se definieron como desafíos futuros la fidelización de públicos y un trabajo con los contenidos.

Francisca Peró, directora del TBB, releva la escala de una ciudad “que es más amigable y que ojalá podamos seguir cuidándola, que ayuda a que el público se desplace, con más tiempo de ocio, que sale del trabajo y puede asistir a actividades culturales. La tensión principal que percibimos de los espacios culturales que tenemos la suerte de recibir apoyo del Estado, es tener que aumentar permanentemente la cantidad de público, de actividades, lo que de repente quita atención para trabajar focalizadamente en la formación de públicos y de no públicos. Como espacio nuevo, estamos trabajando con la Unidad de Públicos del Ministerio, fidelizando públicos y encontrando estrategias para no públicos también”.

Para Igor Concha, director del Conservatorio Laurencia Contreras de la UBB, “lo importante es mantener la calidad. Tenemos una agenda como ciudad que debemos reforzar. Las instituciones universitarias, culturales, agrupaciones artísticas, tenemos que unirnos y tomar este momento de luz que tenemos y realmente crear la ciudad de la cultura, transformarla en valor por el lado turístico, como polo de desarrollo, y mejorar brecha de desigualdades culturales, económicas”.